Cristina Iglesias: Metonimia, en el Reina Sofía
El próximo 5 de febrero, el Museo Reina Sofía abre sus puertas a las creaciones escultóricas de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956). Bajo el título de Metonimia, la muestra supone la mayor retrospectiva de la artista hasta la fecha, tanto dentro como fuera de las fronteras españolas. El visitante tendrá acceso a más de 50 obras que resumen su amplia trayectoria artística desde los inicios de su carrera, a mediados de los ochenta, hasta sus piezas más recientes.
El conjunto de toda su obra se inscribe dentro de la experimentación con distintos materiales como el bronce, el hierro, la resina, el cristal o el hormigón; materiales muy diversos que Cristina Iglesias conjuga siempre en relación al espacio arquitectónico en que se encuentran y a la luz ambiental que los rodea. Así pues, los materiales, la luz natural y la que se genera a partir de los propios componentes se convierten en los principales protagonistas de sus instalaciones. A partir de estos elementos, la artista logra alterar ligeramente la percepción del propio espacio, generando lugares diferentes, nuevas dimensiones.
Como no podía ser de otra forma, el espacio expositivo se adaptará en esta ocasión a sus distintas series, aprovechando al máximo las posibilidades del edificio Sabatini que albergará la presente muestra. Las puertas que comunican las salas con el jardín anexo permanecerán abiertas, de modo que interior y exterior podrán aunarse en un todo, generando un recorrido más fluido a través de las piezas propuestas.
La exposición cuenta con dos de sus series más conocidas, las denominadas Celosías y Corredores suspendidos, que no son sino estructuras cuasi arquitectónicas a través de las cuales el público podrá caminar en un recorrido prácticamente laberíntico. Junto a estas piezas de gran formato, se presentan otras esculturas más tempranas, de dimensiones más reducidas, así como su serie más reciente, titulada Pozo, en la que el agua se convierte en un componente escultórico más.
Cierra la muestra una panorámica completa de sus serigrafías en cobre y tela, en las que sus piezas escultóricas pasan a ser retratadas en imágenes de dos dimensiones. En ellas el juego entre la arquitectura real y la maqueta da paso a reflexiones en torno a la escala, al espacio y a cómo lo habitamos, temas convertidos en el leitmotiv de toda su obra.
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